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Tomas Manuel de Anchorena - Breve Biografia












Tomás Manuel de Anchorena (33 años). Nació en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1783. Fue político y abogado y participó activamente de la Revolución de Mayo de 1810. Sirvió como secretario del General Manuel Belgrano en el Ejército del Norte. En mayo de 1810 le cupo un importante papel, entre los más decididos de los patriotas, combatiendo firmemente a Cisneros. En octubre de 1812, MANUEL BELGRANO lo convoca al Ejército del Norte y lo nombra su Secretario. Como tal asiste a la victorias de Tucumán y Salta y luego queda a cargo de los revolucionarios en Potosíán y de Salta. Como diputado ante el Congreso de Tucumán, se pronunció abiertamente por el sistema republicano de gobierno, contrariando así a su amigo MANUEL BELGRANO en este tema tan controvertido. Falleció en Buenos Aires, el 29 de abril de 1847.




Esteban Agustín Gascón - Biografía breve









Esteban Agustín Gascón (52 años). Nació en la localidad de Oruro (hoy Bolivia) el 9 de julio de 1764. También citado como Juan Agustín Gazcón, fue uno de los promotores de la revolución de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809. En 1811 fue Presidente de la Real Audiencia. Fue un hábil político y hombre de leyes, pero además supo tomar las armas cuando las circunstancias así lo requirieron: peleó bajo las órdenes de MANUEL BELGRANO en la batalla de Salta (20 de febrero de 1813), y a raíz de este triunfo, fue nombrado gobernador intendente de Salta. Falleció en Buenos Aires el 25 de junio de 1824.



Pedro Medrano - Biografía











Pedro Medrano (47 años). Fue un abogado egresado de la Universidad de Charcas y poeta que dejó escritas numerosas obras. Nació el 26 de abril de 1769 en la isla Gorriti (Banda Oriental), donde sus padres estaban exiliados por orden del gobernador de Buenos Aires FRANCISCO DE PAULA BUCARELLI. Estando radicado en Buenos Aires se dedicó a su profesión de abogado y en 1810 apoyó la causa criollo y participó en los eventos que culminaron el 25 de mayo de ese año. En 1815 fue uno de los autores del “Estatuo Provisional de 1815”, documento por medio del cual se convocó a las provincias al Congreso de Tucumán, siendo luego uno de los diputados que fueron elegidos para representar a  Buenos Aires. Fue el primer Presidente de esa Asamblea y como tal, dio el discurso de apertura de las sesiones el 24 de marzo de 1816. Con TEODORO SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE y JOSÉ MARIANO SERRANO formó parte de la comisión que redactó el “Manifiesto a las Naciones”, documento que fue publicado el 25 de octubre de 1817, explicando los motivos que habían impulsado a los diputados a declarar la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América, con la firma del diputado  PEDRO IGNACIO CASTRO BARROS, por estar en ejercicio de la presidencia del Congreso en esa fecha. El doctor MEDRANO falleció el 3 de noviembre de 1840 en Buenos Aires.






Tomás Manuel de Anchorena - Biografía






Tomás Manuel de Anchorena 






Nació en Buenos Aires, el 29 de noviembre de 1783. Era hijo de Juan Esteban de Anchorena, natural de Navarra, rico comerciante, y Romana Josefa López de Anaya. Curso sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos, y completó su formación en la Universidad de San Francisco Javier, de Charcas, donde obtuvo su título de doctor en teología y abogado, el 20 de agosto de 1807.




De regreso a su ciudad natal se dedicó con creciente ahínco al estudio del derecho, materia que llegó a profundizar. A la confianza que inspiraban sus cualidades y sus luces se debió que el Cabildo le nombrase Regidor para el año 1807, a pesar de su corta edad.




Anchorena por su posición política y social trabajaba al servicio de las ideas emancipadoras que alimentaban entonces los jóvenes porteños. En abril del año 1810, hizo una exhortación patriótica al Cabildo, asociado a Manuel Mansilla, que había sido el órgano de los deseos del pueblo ante el Virrey para que aquella corporación realizara el acto de soberanía popular que se produjo en el mes siguiente. Como no se accediera a sus pretensiones, éstas se consignaron en las actas respectivas del Cabildo y en conocimiento Cisneros del asunto, le mandó decir con el general Ruiz Huidobro, que tomaría medidas contra Anchorena, el que en unión de otros jóvenes, pretendía alterar el orden. Suscribió la memorable Acta del 25 de mayo de 1810, por la que quedó depuesto el Virrey Cisneros por voluntad popular. Rechazó el reconocimiento de la Regencia Española redactando al respecto una propuesta, siendo el único miembro del Cabildo que emitió su voto en contra de aquel proyecto, actitud que le valió ser desterrado; pero levantándose un proceso de cuya misión se encargó el doctor Juan José Passo, fue absuelto y restituido en sus funciones, condenándose a los demás capitulares que lo habían culpado a que le indemnizaran en sus perjuicios, indemnización a la que renunció.




Los cuantiosos intereses de la familia Anchorena lo obligaron a trasladarse al Alto Perú, donde los ejércitos reales habían logrado ventajas sobre los patriotas. Fue en esta circunstancia que Anchorena conoció al general Belgrano, que lo hizo su secretario y su confidente. Aquél abandonó todo y se dedicó con patriótico entusiasmo a la tarea así impuesta, ayudando a Belgrano con su inteligencia, con sus fuerzas y con todo lo que le pertenecía. Se encontró a su lado en las batallas de Tucumán y Salta, acompañándolo después en su avance hasta Jujuy, para pasar al Alto Perú; pero fue necesario demorarse mientras se proveían a las necesidades más apremiantes de su ejército, cuyo estado en el sentido de los aprovisionamientos, era deplorable. “Estamos para marchar al Alto Perú -comunicaba el doctor Anchorena al doctor Echeverría en carta fechada en Jujuy el 16 de abril de 1813- hasta ahora no hemos podido salir de aquí. Ya Ud. habrá visto cómo quedó nuestro ejército de resultas de la acción del 20 y nosotros sólo sabemos cómo ha quedado después por la multitud inmensa de enfermos de terciana que cayeron enseguida de la acción, a causa de las continuas mojaduras, malas noches y demás trabajos que sufrieron en una estación la más penosa en estos países. Los recursos de estos pueblos están agotados: la arriería está destruida; el tránsito al Perú asolado y desierto; los ríos crecidos y la gente sólo puede ir a pie; el invierno esta encima y los soldados se hallan escasos de ropa. Debemos llevar todos los víveres desde aquí; y estos ni están prontos, ni han podido estarlo para más de tres mil hombres”.




Sobreponiéndose a todas estas dificultades, el general Belgrano marchó a Potosí acompañándolo el doctor Anchorena, quien allí reveló sus grandes condiciones de carácter y su energía indomable para vencer tantas asperezas que estorbaban la marcha de aquel ejército dos veces victorioso. Multiplicando sus esfuerzos e invocando los grandes intereses de la patria comprometidos, para que todos cooperasen a salvar tantas dificultades, concurrió él mismo con sus propios dineros, consiguiendo en poco más de tres meses, y a favor de un armisticio celebrado con los enemigos, proporcionar al ejército los recursos y medios de movilidad de que carecía en grado sumo, reabriéndose la campaña y quedando Anchorena en Potosí para atender desde allí a todas sus necesidades.




El vencido de Tucumán y Salta, violando la fe jurada después de su rendición a raíz de la última batalla, se unió a Pezuela y juntos atacaron al general Belgrano en los campos de Vilcapugio, el 1º de octubre de 1813 y poco después, en los de Ayohuma, el 14 de noviembre. Anchorena a la cabeza de los patriotas, contuvo a los que reaccionaban a favor de los desastres sufridos por las armas patriotas. Con el objetivo de salvar todo lo posible, se fortificó en la Casa de Moneda de Potosí. Allí, Anchorena reunió los caudales públicos, víveres, cabalgaduras, material de guerra y cuanto podía ser de utilidad para los restos del ejército patriota en su difícil retirada; y así fue como aquellos restos encontraron un punto de reunión y se salvaron con su parque, caudales y todo, lo que de otra manera habría caído en poder de los realistas. En toda esta feliz retirada para la forma como se presentaron las circunstancias, Anchorena destacó su personalidad en todo momento por la eficaz y activísima cooperación que prestó a Belgrano para subsanar las dificultades que se encontraron en el proceso de la misma.




En 1816, en calidad de diputado por Buenos Aires, Anchorena formó parte del Congreso Nacional que se reunió en Tucumán y fue uno de los firmantes de la Declaratoria de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Trasladado este Congreso a Buenos Aires, el doctor Anchorena, tanto por su tradición patricia como por sus inclinaciones, perteneció al partido llamado Directorial, que se formó en la época de la Dirección Suprema ejercida por Pueyrredón. En 1820 y con motivo de las ideas tan contradictorias que circulaban con relación al sistema de gobierno que debían adoptar las provincias Unidas, defendió en memorias, folletos, hojas sueltas y discursos pronunciados en Cabildo Abierto, los procederes del Congreso de Tucumán y del Director Supremo Pueyrredón. Habiendo ocupado la tribuna Agrelo para pronunciar un discurso sanguinario en el que surgió el nombre de Anchorena como satélite de la monarquía, éste se presentó “metido en su capote de bayeta, bajo el cual se vislumbraban armas y con voz atronadora y balbuciente atacó a Agrelo, diciéndole a más: que él era un hombre de bien, que nada temía y que llegaba determinado a hacerle desdecir de cuanta calumnia había lanzado”. Agrelo se desdijo.




La anarquía imperante en el país disolvió el Congreso de Tucumán, resignando su autoridad ante el Cabildo de Buenos Aires y en tales circunstancias las pasiones políticas que envolvían casi todos los espíritus, lanzaron el dardo de sus enconos contra los patriotas componentes de aquel Congreso, cebando sus odios, hasta el extremo de pretender acusar a aquéllos de traidores a la Patria, confabulados con Portugal. Pero el doctor Anchorena no era hombre a quien intimidaran las dificultades ni atemorizacen los adversarios gratuitos, que antes se dejaría sacrificar a las furias de sus detractores que privarse del derecho de hablar alto y claro, como altos y claros eran sus procederes. Cuando el gobernador Sarratea publicó un decreto ordenando el procesamiento del Directorio y congresales, Anchorena publicó a su vez, un manifiesto en el que explicaba su conducta como componente de aquel Congreso, como también otras hojas sueltas que dejaban muy mal parado al gobernador.




El 27 de abril de 1820, Anchorena fue elegido diputado por Buenos Aires, conjuntamente con otros once vecinos de la Capital. El gobernador Sarratea vetó la elección de cuatro de los diputados, uno de los cuales era Anchorena. Los otros aceptaron el veto sin mayores complicaciones, pero Anchorena procedió muy distintamente. “Era una personalidad irritable, -según dice Mitre en su Historia de Belgrano- armado de uñas y dientes, que se ponía en erección al menor contacto y no estaba dispuesto en ningún caso a ser el cordero pascual, valiéndonos de la expresión del mismo Sarratea”.




Bajo el modesto título de “Excusación”, Anchorena presentó al Cabildo una renuncia del cargo de representante, fundándola en el veto del gobernador y en aquella renuncia, duras eran las palabras de su autor: “No sé dónde nos ha salido un gobernador de Provincia, que habiendo jurado desempeñar fiel y legalmente su empleo conforme a las leyes que rigen en el país, y no reuniendo en sí otra autoridad ni funciones, que las que corresponden a su título, hace de gobernador, de magistrado ordinario, de justicia, de juez de residencia, de legislador, atropella todas las leyes judiciales, pone en prisiones a los ciudadanos y los retiene en ellas largo tiempo, sin hacerles saber la causa, y aún se extiende a declarar como delitos los hechos que se han ejecutado sin faltar a la ley, en una palabra, se presenta con más autoridad que el mismo Ser Supremo, al paso que a todas horas se le oye propalar liberalidad, justicia, etc., aunque con la desgracia de que nadie le cree, y de que son muy pocos los miserables que afectan creerle”. Este párrafo no era sino el preludio del ataque, pues en los siguientes hace la caricatura del gobernador, presentándole como el primero que promovió en el Río de la Plata proyectos de monarquía. Sarratea pretendió en vano defenderse contra los terribles mazazos de su antagonista, intentando levantar cargos, que no pudo y que lo condujeron a su renuncia de gobernador. Anchorena le dio el golpe de gracia en un folleto que publicó el 15 de mayo por la Imprenta Independencia. Sarratea huyó despavorido ante la rechifla pública que le produjo esta última publicación.




Restablecida la calma con la gobernación del general Rodríguez, Anchorena fue diputado a la Legislatura de la Provincia, en la que reveló antagonismo con el sistema constitucional unitario, encabezando el grupo de opinión federal que fue el que dominó el escenario político a partir de 1829. Anchorena movió todos los resortes y puso en juego todos sus amigos para impedir la declaratoria de Buenos Aires como capital de la República y hacer cesar las autoridades de esta provincia. Cuando este proyecto se convirtió en ley, el 4 de marzo de 1826, Anchorena y sus amigos reaccionaron violentamente, pero sin resultado entonces.




Habiendo renunciado Rivadavia a la Presidencia de la República, después de una corta actuación de Vicente López al frente del gobierno, ocupó el sillón del mando el coronel Manuel Dorrego, que encabezaba el régimen federal. No duró mucho este nuevo gobernante en el poder, pues el 1º de diciembre de 1828 era derrocado por un motín militar encabezado por el general Juan Lavalle. Cuando este marchaba con una división para batir al gobernador derrocado, el doctor Anchorena, en compañía del general Guido, se apersonó al gobernador delegado almirante Guillermo Brown y a miembros destacados del partido federal y les propuso solucionar el conflicto armado sobre la base de que renunciaran al gobernador derrocado y el general Lavalle y se llamara a nuevas elecciones de representantes para que éstos designaran gobernador propietario. Perseguido, como otros federales conspícuos, por el general Lavalle, fue llevado preso al bergantín “Riobamba”, a bordo del cual fue sometido a vejámenes y rigores que soportó con sin igual entereza, hasta que se le ofreció asilo a bordo de un buque francés, pues el representante diplomático de esta nación había hecho capturar el “Riobamba” por cuestiones suscitadas con el gobierno revolucionario. Anchorena rechazó el ofrecimiento manifestando que no saldría de un buque nacional sino para pasar a uno neutral, como efectivamente lo realizó pasando a uno británico, con el que se trasladó a Montevideo no obstante habérsele presentado el señor Faustino Lezica con un permiso del gobierno de Lavalle para transitar libremente en Buenos Aires, siempre que prestara su adhesión a la situación que se había formado por el derrocamiento y fusilamiento de Dorrego.




Vencido Lavalle, al asumir Juan Manuel de Rosas, éste llamó a Anchorena a ocupar el Ministerio de Gobierno y Relaciones Exteriores, siendo su intervención en aquella administración de las más felices; en ella se trabajó para levantar las columnas que sostendrían el sistema federal para la organización constitucional de la República, celebrándose a tal efecto, el llamado Pacto del Litoral el 4 de enero de 1831, el cual según las declaraciones del Congreso Constituyente de 1853, fue el punto de partida de la constitución nacional que sancionó.




En enero de 1832 el doctor Anchorena renunció a su cargo de Ministro a causa del estado precario de su salud y, desde entonces, su actuación no tiene el brillo de la de los años pasados. Sólo se le ve figurar en modestas aunque honrosas comisiones sobre materias eclesiásticas. Un decreto del 23 de setiembre de 1833 lo incluyó en una comisión encargada de fijar atribuciones y deberes del Consejo de Beneficencia Pública. Sin embargo, el prestigio de su personalidad se mantenía vivo entre los hombres de su partido cuando recayó en Anchorena el nombramiento de gobernador y Capitán General de la Provincia en agosto de 1834, puesto que no aceptó por estar completamente resuelto a retirarse de la vida pública.




Desde entonces y hasta su fallecimiento, el doctor Anchorena vivió asociado a la política y a la diplomacia de aquella época turbulenta, concurriendo con sus consejos y con su influencia sobre Juan Manuel de Rosas (del que era primo) en hechos importantísimos para la República, que se vio amenazada por las intervenciones de Francia primero, y de Inglaterra después; la reacción uruguaya y la constante lucha sostenida por el gobierno contra los unitarios refugiados en gran parte en Montevideo.




Anchorena murió en Buenos Aires el 29 de abril de 1847 y sobre su tumba pronunció sentido discurso el doctor Vicente López y Planes. En él dijo: “En 1829 el general Rosas fue elegido gobernador propietario y estableció la Confederación Nacional Argentina que felizmente rige la República; y en todo este tiempo, en todos estos trabajos, aumentados últimamente con la intervención extranjera en nuestros negocios domésticos, los distinguidos servicios del doctor Anchorena, sin embargo del quebranto de su salud, han sido importantísimos. En medio de ellos lo ha invadido la última enfermedad que lo acaba de arrebatar a la Nación Argentina que contribuyó a crear con tantos esfuerzos de su valiente patriotismo”.




Su muerte fue generalmente sentida por todos los que tuvieron oportunidad de conocerle, pues su temperamento enérgico y franco no podía sino reunir amigos y bien pocos contrarios.




El doctor Tomás Manuel de Anchorena estaba casado con Clara García de Zuñiga y García de Zuñiga, desde el 3 de agosto de 1824.





Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1968).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Yaben, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1938)

Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar





Fray Cayetano Rodriguez - Biografia









Fr. Cayetano José Rodriguez, relijioso franciscano, lector jubilado, Ex-Provincial, Examinador Sinodal de los obispados de Buenos Aires, Córdoba, Paraguay y Concepción de Penco, nació en el Rincón de San Pedro, y tomó el hábito en el convento de la orden en esta Capital, el día 12 de Enero de 1777, pocos meses después de haber cumplido diez y seis años de edad.— En aquella época el jóven Rodríguez, poseía, según su panegirista, una alma buena, un corazon del cielo, y un ardiente amor á las letras. Por estas calidades se hizo acreedor á acercarse al altar antes de tiempo, recibiendo á la edad de 22 años las órdenes de sacerdote de manos del Señor San Alberto, obispo de Córdoba.




El Padre Rodríguez, ante todo, fué un sacerdote de la creencia y de la doctrina católica. Orar, asistir al confesonario, endulzar con las esperanzas de mejor vida los últimos instantes de los enfermos, fueron sus principales ocupaciones. Fué director, durante veinte años, de la conciencia de las monjas de Santa Catalina y Santa Clara, y por cinco de aquellos años, "cargó sobre sus hombros todo el peso de la Santa Casa de Ejercicios," que supone la tarea de pláticas espirituales diarias, la asidua contracción al confesonario, y la atención molesta á las consultas personales sobre intereses de la conciencia ó del mundo. Para el desempeño de estas dos ocupaciones tenia que caminar diariamente la larga distancia que media entre el monasterio de Santa Catalina y la Casa de Ejercicios, puntos distantes entre si mas de media legua.




El descanso del P. Rodríguez era el estudio de la ciencia y de las bellas letras. — Tanto en el convento grande de Buenos Aires como en la Universidad de Córdoba, dictó filosofía, teología y escritura, introduciendo en esta enseñanza métodos más adelantados y principios más exactos que aquellos en que se habían educado. "Es verdad, dice el elocuente orador de sus honras fúnebres, que tuvo la desgracia de que le formase las entrañas un maestro que juraba en Aristóteles. ¿Pero no es su mayor gloria haber debido á su genio distinguir la moneda falsa de la verdadera?" Según este mismo contemporáneo, detestó el P. Rodríguez el ergotismo, la teología sistemática y las cuestiones inútiles.




En la enseñanza de la física hizo por primera vez comprender á sus discípulos, que era esta una ciencia de hechos y de mera esperimentación..




El P. Rodríguez se declaró decididamente en favor de la emancipación. El movimiento de 1810 era una realización de antiguos deseos suyos, aunque no fuese mas que considerado como el precursor de mejores destinos para los despejados talentos de los hijos de América. Sus discípulos, en la secreta fidelidad del claustro, le oyeron lamentarse más de una vez del apocamiento á que tenía reducido el pensamiento patrio la política colonial. Preparado muy de antemano para las nuevas luchas, pudo escribir desde los primeros días de Mayo un manifiesto sobre las vejaciones que había recibido la América de sus dominadores, y alentar el fuego de la libertad en cauciones y poesías patrióticas, algunas de las cuales se entonaban al rededor del monumento levantado á la memoria de la rejeneración. Su patriotismo fué de exelente ley. Preparar á los compatriotas para los nuevos destinos á que les llamaba la revolución, fué uno de sus primeros objetos. Esos destinos los previó con la sagacidad de su jenio, desde un tiempo en que debía ser una insensatez si nó un delito el imajinarlos. Cuantas veces no esclamaba bajo las bóvedas de sus aulas : "qué haya uno nacido en un suelo en que el jenio oprimido pierde su vigor!... Los americanos son culpables; nos agoviamos bajo el yugo cuando el tiempo há se nos viene á las manos el sacudirlo. Pero es necesario trabajar, ilustrarnos: no se qué " presajios advierto de libertad y es necesario formar hombres".




Magnificas palabras conservadas por un testigo; tanto más notables, cuanto que resonaban en las paredes de un convento de franciscanos!




Lleno de esta idea de preparar hombres para la libertad, abrió las puertas de la biblioteca de San Francisco á cuantos talentos jóvenes aparecían con algún lucimiento. El Dr. D. Mariano Moreno fué uno de estos, y la protección del ilustre fraile le siguió hasta Chuquisaca á donde fué á completar la educación que bajo tan buenos auspicios había comenzado en Buenos Aires.




El P. Rodríguez fué un apasionado activo de la libertad de su patria y daba por infecundos y malgastados los años transcurridos bajo el réjimen colonial. Steriles transmissimus annos fueron las palabras sentidas que él adoptó como epígrafe de alguna de sus producciones para representar aquella idea.




El Congreso de Tucumán instalado el 24 de Marzo de 1816, le contó entre sus miembros y fué redactor de las actas de sus sesiones. Representante allí de la Provincia de su nacimiento, tuvo la gloria de firmar el acta famosa de nuestra independencia, cuya fecha inolvidable es de 9 de Julio de aquel mismo año.




Hasta aquí las tareas del P. Rodríguez no habían debido inquietarle ni acibararle el espíritu. No había hasta entonces descendido á la lucha de la prensa periódica. La revolución había marchado con su espíritu hasta entonces en cuanto á los principios fundamentales de ella y á su propósito final. Pero en el año 1822 se presentó una novedad que le obligó á tomar la pluma del periodista. La reforma eclesiástica suscitó dos campos en la opinión pública y uno y otro tuvieron sus sostenedores y paladines. El Ambigú, el Espíritu, el Centinela, sobre todos, eran periódicos consagrados á sostener las medidas gubernativas. Y como el terreno era resbaladizo, se fueron mas allá de lo que habría sido conveniente en un pueblo católico. La obra del hombre, en cuanto había abastardeado la influencia religiosa y sus formas, necesitaba pasar por el crisol en que se habían depurado la forma y los medios del sistema político anterior á 1810. Esto es evidente: una revolución no se completa, si en su marcha no pasa abatiendo las cabezas de las amapolas cargadas de opio nocivo arraigadas en el campo de las ideas. Pero ¿era político para llegar á este fin, maltratar con la irrisión y las púas de acero del lenguaje volteriano, á antiguas comunidades, á las cuales pertenecían hombres del mérito y de la constancia de alma del P. Rodríguez?




Jamás los frailes, la lejitimidad de sus propiedades, los derechos de la iglesia, fueron mejor defendidos que en las columnas del Oficial de día. Allí derramó Fr. Cayetano, todo su saber, la amenidad de su estilo, y la elevación de su alma, resistiendo con una moderación ejemplar á caer en los exesos á que casi le forzaban sus adversarios.




En esta amarga tarea falleció en Buenos Aires á la edad de 62 años cumplidos, el día 21 de Enero de 1823.




El claustro americano, ha producido como el español sus Leones y Gonzalez. Méjico se gloria de su Navarrete; Lima de su Delso; Buenos Aires de su Rodríguez, que merece un lugar distinguido entre sus mejores poetas.




Su exesiva modestia hizo que no diera versos á la imprenta con su nombre. Son muchos los que escribió, devotos, patrióticos, y también inspirados por los intereses del mundo que hasta en el claustro entran á asirse de los corazones sensibles. Hemos tenido en nuestro poder una colección de sonetos de puño y letra del P. Rodríguez, y nada seria mas fácil á una persona empeñosa que el reunir todas las composiciones que de pública voz y fama pertenecen á este escritor y deben hallarse en poder de los amigos de las musas argentinas.




"Aquí está sepultado el que con sus virtudes patrias cuidó de su nación y alcanzo gloria dando á su pueblo lecciones de un buen ciudadano."
Este es el epitafio que le destinaba otro fraile compatriota, no menos notable por su talento y carácter, el P. Fr. Pantaleon Garcia.








ELLOS FIRMARON EL ACTA DE LA INDEPENDENCIA (09/07/1816)




Presidente

Francisco Narciso de Laprida (30 años). Nació en San Juan, el 28 de octubre de 1786. Fue abogado y político. En 1812 fue electo síndico del Cabildo de San Juan, donde colaboró con JOSÉ DE SAN MARTÍN en la organización del Ejército de los Andes. Era considerado un perito en leyes y vecino de importancia, por lo que fue elegido en 1815 como diputado de su ciudad al Congreso de Tucumán, junto con Fray Justo Santa María de Oro. Ocupó la presidencia del mismo durante el mes de julio de 1816, de modo que ocupaba ese cargo cuando, el 9 de julio, se votó la Declaración de Independencia de la Argentina. El 22 de septiembre de 1829, las tropas al mando del fraile y general  JOSÉ FÉLIX ALDAO derrotaron a AGUSTÍN MOYANO quien, apoyado por LAPRIDA,  había liderado en Mendoza una revolución unitaria, luego de lo cual, LAPRIDA fue tomado prisionero y luego degollado.






Vicepresidente



Mariano Boedo (44 años). Nació en Salta el 25 de julio de  1782. Abogado y político. Fue uno de los representantes de la provincia de Salta ante el Congreso de Tucumán. Actuó como Vicepresidente del mismo y en 1817 como Presidente del mismo. En 1818  dejó su banca por problemas de salud y regresó a su provincia. No volvió a ocupar cargos públicos y retornó a Buenos Aires donde falleció el 9 de abril de 1819. Sus restos se hallan en la Iglesia de San Francisco





Secretarios



José Mariano Serrano (28 años) .Nació en Charcas (hoy Sucre, República de Bolivia), el 8 de setiembre de 1788. Fue un hombre de estado y jurista boliviano, que representó a Chuquisaca en el Congreso de Tucumán, foro donde fue designado Secretario, junto con Juan José Paso. Estuvo implicado en la Revolución de Chuquisaca, del 25 de mayo de 1809, y adhirió a la Revolución de Mayo de 1810 en Buenos Aires, lo que le valió la persecución de las autoridades realistas. Fue quien redactó el texto del Acta de la Independencia, en idioma español y quechua y en aymará, cuando ésta fue impresa. El 24 de junio de 1825, representó a Chuquisaca en la Asamblea que declaró la Independencia Boliviana, por entonces el Alto Perú, siendo electo Presidente de la misma, teniendo por ello, el raro privilegio de haber participado en la firma de Independencia de dos países: Argentina y Bolivia. En 1828 asumió como miembro de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia y fue el predisente de tan al to tribunal 1830. Falleció en Sucre, en 1852, ejerciendo dicho cargo.






Juan José Paso  (56 años). Nació en Buenos Aires el 2 de enero de 1758. Representante por Buenos Aires, fue nombrado Secretario del Congreso de Tucumán y por ello, tuvo el honor de ser quien leyó el Acta de la Independencia, firmada el 9 de julio de 1816. Fue un notable jurisconsulto que tuvo activa participación en el Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, siendo elegido, una vez constituida la Primera Junta, Secretario de dicho cuerpo junto a Mariano Moreno. Entre 1811 y 1812 formó parte del Primer y Segundo Triunviratos y en 1813 tuvo una activa participación en la Asamblea General Constituyente. Tras la firma de la Constitución unitaria de 1826, Paso se retiró de la política. Falleció en Buenos Aires el 10 de septiembre de 1833.






Diputados por Buenos Aires



Antonio Sáenz (36 años). Nació el 6 de junio de 1780 en Buenos Aires.  Fue sacerdote, jurisconsulto y político argentino y el primer Rector de la Universidad de Buenos Aires. Falleció en Buenos Aires el 22 de julio de 1825.





José Darragueira (45 años). Nació en Moqueguá, Alto Perú, el 27 de enero de 1771. Fue doctor en Ciencias Sociales con diploma otorgado por la Universida d e Chuquisaca y hombre de estado  Fue socio en el estudio de abogados de VICENTE ANASTASIO ECHEVERRÍA y uno de los artífices de la Ravolución de Mayo que participaba en  las reuniones que se realizaban en la vcasa de NICOLÁS RODRÍGUEZ PEÑA e HIPÓLITO VIEYTES, junto con MANUEL BELGRANO, JUAN JOSÉ CASTELLI y otros. En el Cabildo abierto del 22 de mayo, votó en contra de la permanencia del virrey CISNEROS en el poder y cuando, después del 25 de mayo de 1810,  los miembros pro realistas de la “Real Audiencia de Buenos Aires”, fue nombrado oidor de la misma por la Primera Junta de Gobierno Patrio. Por apoyar el movimiento saavedrista fue desterrado y confinado a Luján. Se unió a la Logia Lautaro y en 1815 fue designado para integrar la Cámara de Apelaciones. Como representante de Buenos Aires en el Congreso de Tucumán fue un defensor irreductible del gobierno unitario y encabezó la oposición a JOSÉ MOLDES y a los diputados por Córdoba MIGUEL CALIXTO DEL CORRO y JOSÉ ANTONIO CABRERA, líderes del federalismo.





Fray Cayetano José Rodríguez (55 años). Nació en 1761 en San Pedro, provincia de Buenos Aires. Fue un clérigo protector y maestro de MARIANO MORENO, que abrazó la causa de la libertad patriota y también poeta,  autor delprimer Himno Nacional que se cantó en la nueva patria en1812, de las «Odas en honor de Carlos María de Alvear» y «Victoria de Chacabuco».. Como religioso defendió los derechos de la Iglesia contra el secularismo de Rivadavia y sus reformas eclesiásticas durante su etapa como ministro de Buenos Aires. Profesor de Teología, Filosofía hermenéutica y Física  y como hombre de letras, entusiasta promotor del avance cultural del país y un educador de rica trayectoria. En mayo de 1810, tomó parte activa de los sucesos que culminaron el 25 de Mayo con la separación del virrey CISNEROS y el 24 de setiembre de ese año, fue nombrado Director de la Boblioteca Pública. En 1811, fue designado Ministro Provincial y en 1812, comenzó su participaciónn en la política, como vocal de la Asamblea que se reunió ese año y que prontamente fue disuelta por influencia de Rivadavia. Fue diputado ante la Asamblea General Constituyente de 1813 y redactor del Diario de Sesiones de ese foro. Como diputado ante el Congreso de Tucumán representanto a Buenos Aires, presentó una moción para nombrar una comisión que debía preparar el proyecto de Constitución y se da como cierto que el acta de la declaración de la Independencia argentina fue obra suya. Falleció el 21 de enero 1823.






Pedro Medrano (47 años). Fue un abogado egresado de la Universidad de Charcas y poeta que dejó escritas numerosas obras. Nació el 26 de abril de 1769 en la isla Gorriti (Banda Oriental), donde sus padres estaban exiliados por orden del gobernador de Buenos Aires FRANCISCO DE PAULA BUCARELLI. Estando radicado en Buenos Aires se dedicó a su profesión de abogado y en 1810 apoyó la causa criollo y participó en los eventos que culminaron el 25 de mayo de ese año. En 1815 fue uno de los autores del “Estatuo Provisional de 1815”, documento por medio del cual se convocó a las provincias al Congreso de Tucumán, siendo luego uno de los diputados que fueron elegidos para representar a  Buenos Aires. Fue el primer Presidente de esa Asamblea y como tal, dio el discurso de apertura de las sesiones el 24 de marzo de 1816. Con TEODORO SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE y JOSÉ MARIANO SERRANO formó parte de la comisión que redactó el “Manifiesto a las Naciones”, documento que fue publicado el 25 de octubre de 1817, explicando los motivos que habían impulsado a los diputados a declarar la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América, con la firma del diputado  PEDRO IGNACIO CASTRO BARROS, por estar en ejercicio de la presidencia del Congreso en esa fecha. El doctor MEDRANO falleció el 3 de noviembre de 1840 en Buenos Aires.







Esteban Agustín Gascón (52 años). Nació en la localidad de Oruro (hoy Bolivia) el 9 de julio de 1764. También citado como Juan Agustín Gazcón, fue uno de los promotores de la revolución de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809. En 1811 fue Presidente de la Real Audiencia. Fue un hábil político y hombre de leyes, pero además supo tomar las armas cuando las circunstancias así lo requirieron: peleó bajo las órdenes de MANUEL BELGRANO en la batalla de Salta (20 de febrero de 1813), y a raíz de este triunfo, fue nombrado gobernador intendente de Salta. Falleció en Buenos Aires el 25 de junio de 1824.







Tomás Manuel de Anchorena (33 años). Nació en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1783. Fue político y abogado y participó activamente de la Revolución de Mayo de 1810. Sirvió como secretario del General Manuel Belgrano en el Ejército del Norte. En mayo de 1810 le cupo un importante papel, entre los más decididos de los patriotas, combatiendo firmemente a Cisneros. En octubre de 1812, MANUEL BELGRANO lo convoca al Ejército del Norte y lo nombra su Secretario. Como tal asiste a la victorias de Tucumán y Salta y luego queda a cargo de los revolucionarios en Potosíán y de Salta. Como diputado ante el Congreso de Tucumán, se pronunció abiertamente por el sistema republicano de gobierno, contrariando así a su amigo MANUEL BELGRANO en este tema tan controvertido. Falleció en Buenos Aires, el 29 de abril de 1847.



Diputados por Catamarca



Manuel Antonio Acevedo (46 años). Fue un presbítero y abogado, nacido en Salta el 25 de mayo de 1770. Fundó en Salta la Escuela de Filosofía, de la que fue rector y catedrático. Estaba a favor de la institución de una monarquía incaica, siendo el mismo el que propuso que el monarca de la incipiente argentina sea un descendiente de Incas. Fue párroco en Belén, provincia de Catamarca y supo ganarse el respeto de los catamarqueños, por lo que fue nombrado para que los represente en el Congreso de Tucumán. Falleció el 1º de octubre de 1825.
José Eusebio Colombres (38 años). Nació en San Miguel de Tucumán el 16 de diciembre de 1778. Fue político y clérigo y tras haber servido como cura en la provincia de Tucumán por varios años, fue designado representante de esa provincia ante el Congreso de Tucumán. Graduado como Doctor en Leyes en la Universidad de San Carlos. Falleció en Salta el  11 de febrero de 1859

Diputados por Córdoba



Eduardo Pérez Bulnes (31 años). Nació en Córdoba el 12 de octubre de 1785. Fue el líder federal de su provincia. Al producirse la Revolución de Mayo se enroló como oficial de las milicias urbanas de Córdoba, dedicadas a ejercer las funciones de la policía de la ciudad. Como diputado ante el Congreso de Tucumán, desde el comienzo mismo de las deliberaciones mantuvo reiterados y acalorados enfrentamientos los congresistas identificados ideológicamente como “unitarios” y con el correr de las sesiones del cuerpo esas diferencias se hicieron más marcadas, no obstante lo cual fue uno de los que con más entusiasmo aceptó los términos de la declararó la Independencia, pero lo hizo sin ocultar sus temores por la posibilidad de que luego de hacerlo, según entendían los integrantes de la delegación cordobesa, se diera la posibilidad de que se avasallaran las autonomías de las provincias. Cuando por mayoría se decidió a comienzos de 1817 el traslado de las sesiones a Buenos Aires, junto a los otros dos representante de Córdoba, JOSÉ ANTONIO CABRERA y MIGUEL CALIXTO DEL CORRO, haciendo gala de un fuerte espíritu federalista, se opusieron al traslado y por ello fueron expulsados del cuerpo. Falleció en la ciudad de Córdoba el 3 de marzo de 1851.
José Antonio Cabrera (48 años). Nacido en Córdoba el 18 de noviembre de 1768, fue abogado y político, activo militante del Partido Federal en su provincia. Era descendiente del fundador de la ciudad de Córdoba, Jerónimo Luis de Cabrera, y sobrino del Deán Funes. Fue el único de los miembros del Congreso de Tucumán que se opuso con su voto a la designación como Director Supremo de JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN. En 1817, cuando se dispuso por mayoría el traslado del Congreso a Buenos Aires, en consonancia con los otros representantes de Córdoba se opuso decididamente, argumentando que en el ámbito porteño, los congresistas serían presionados para impulsar una Constitución de corte unitario. Falleció en la ciudad de Córdoba 14 de abril de 1820.
Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera (42 años). Nació en Córdoba, virreinato del Alto Perú en 1774. Descendiente del fundador de Córdoba, fue un abogado y político entusiasmado con los procesos revolucionarios. Apoyó la Revolución de Mayo con entusiasmo y tuvo destacada gestión política en la provincia de Córdoba. Se unió al Partido Federal y colaboró decididamente en la elección de su jefe, el coronel JOSÉ JAVIER DÍAZ como Gobernador de esa provincia y fue luego su Ministro de Hacienda y en 1812 fue Procurador General de la provincia. En 1816, en reconocimiento a su labor en beneficio de la provincia Córdoba, fue electo para que la represente ante el Congreso de Tucumán. De los tres diputados que representaron a la provincia de Córdoba en el Congreso de Tucumán, Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera, fue el que más se destacó en la defensa de las autonomías provinciales:, fue el más conciliador y el único entre sus pares cordobeses que acompañó la medida de trasladar el congreso a Buenos Aires. Después de 1817, ocupó cargos tanto en Córdoba como en Buenos Aires,  antes de emigrar a Bolivia. Se radicó en Chuquisaca (hoy Sucre) y falleció el 25 de febrero de 1847.

Diputado por Jujuy



Teodoro Sánchez de Bustamante (38 años). El abogado y político Teodoro Sánchez de Bustamante González y Araujo nació en la ciudad de San Salvador de Jujuy el 9 de noviembre de 1778. En 1810 fue elegido alcalde de primer voto del Cabildo de la ciudad de Jujuy, desde el cual apoyó la Revolución de Mayo. Siendo unitario, pretendió reemplazar al general MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES —héroe de la Guerra Gaucha— como gobernador de Salta, pero fracasó en su intento. Era descendiente de Francisco de Argañaráz y Murguía, fundador de la ciudad de Jujuy por parte de su madre María Tomasa González de Araujo. Con ideas y proyectos afines, trabó una sólida amistad con MARIANO MORENO, su compañero de estudios en el Colegio San Carlos. En 1813 se desempeñó como Auditor General del Ejército Auxiliar del Perú que comandaba MANUEL BELGRANO y después, cuando SAN MARTIN se hizo cargo de ese comando, fue su Secretario. Durante su vida ocupó muchos cargos de Gobierno y Justicia en la ciudad de Charcas, en Buenos Aires, Salta y en su tierra natal; otros tantos fueron rechazados por su delicado estado de salud o por no compartir algunas medidas del gobierno revolucionario. En 1813, rechazó el cargo de Secretario de Gobierno del Segundo Triunvirato debido, entre otras razones de índole personal, “a su tenaz desconfianza al clima porteño”. En noviembre de 1815 fue elegido diputado por Jujuy al Congreso a reunirse en Tucumán y su actuación fue relevante y en el mes de junio de ese año ejerció la presidencia del cuerpo Con PEDRO MEDRANO y MARIANO SERRANO redactó el “Manifuesto a las Naciones”, un documento que daba cuenta de las razones de la Declaración de la Independencia. El 29 de agosto de 1816 formó parte de las sesiones secretas del Congreso junto a otros congresales para la redacción de las instrucciones confidenciales que debía seguir los enviados diplomáticos frente a las negociaciones con Brasil. Falleció en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) el 11 de mayo de 1851

Diputado por La Rioja



Pedro Ignacio de Castro Barros (39 años). Fue sacerdote y político. Nació en Chuquis, provincia de La Rioja el 31 de julio de 1777. Hombre de una amplia cultura clásica, fue profesor en la Universidad de Córdoba, de la que llegó a ser Rector. Apoyó con entusiasmo la revolución de mayo y su adhesión al gobierno patrio, lo llevó a Buenos Aires como diputado de la Asamblea del año XIII. En 1815, fue comisionado con Juan Ramón González Balcarce para asegurar la tranquilidad de las provincias y del ejército del Norte en operaciones en esos territorios, ante la crisis e inestabilidad de los poderes que se vivían en Buenos Aires. En 1816, La Rioja lo nombró nuevamente diputado para el Congreso de Tucumán, donde fue uno de los más decididos partidarios de establecer una monarquía indígena como forma de gobierno. El 2 de mayo de 1816 fue elegido Presidente y durante su mandato  se designó a JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN como Director Supremo. Falleció en Santiago de Chile el 17 de abril de 1849.

Diputados por Mendoza



Tomás Godoy Cruz (25 años). Nació en Mendoza el 6 de mayo de 1791 y se recibió de abogado en la Universidad de San Felipe (Chile).Vuelto a su provincia, en 1813 fue designado Síndico Procurador del Cabildo de Mendoza. En 1815, cuando el Director Supremo Alvear, reemplazó a José de San Martín, encabezó la revuelta popular que repuso a éste como Gobernador de Cuyo.  Bajo su dirección se constituyó la filial mendocina de la Logia Lautaro, en la que desempeñó funciones de importancia. En 1816 fue diputado en el Congreso de Tucumán y allí desarrolló una fecunda y lucida labor: Fue dos veces su Presidente y una vez, Vicepresidente. Fue un activo defensor de la idea de sancionar un reglamento provisional que tuviera la fuerza de una constitución hasta que un nuevo congreso sancionase la Constitución definitiva y sus ideas influenciaron los debates y decisiones del Congreso, tal como lo revelan la abundante correspondencia que mantuvo con SAN MARTÍN y otros personAjes de la época  sobre las ideas de independencia y régimen de gobierno, planes de organización administrativa, política interna y externa, etc. Fue uno de los promotores de la reunión entre SAN MARTÍN y PUEYRREDÓN del 15 de julio de 1816, en donde trataron el proyecto de expedición a Chile y el plan de operaciones para el ejército auxiliar al Perú, comprometiendo luego su fortuna personal en el equipamiento del Ejército de los Andes.Falleció en Mendoza el 15 de mayo de 1852.
Juan Agustín Maza (32 años). Fue un jurisconsulto nacido en Mendoza el 4 de mayo de 1784. Como miembro del Cabildo mendocino se adhirió a la Revolución de Mayo, y en 1815 realizó importantes donaciones para ser utilizadas en la formación del Ejército de los Andes. Como miembro del Congreso de Tucumán, se pronunció a favor del sistema republicano. Falleció en Mendoza el 11 de junio e 1830.

Diputado por Salta



José Ignacio de Gorriti (46 años). Nacido en San Salvador de Jujuy el 30 de julio de 1770, fue abogado, militar y político, y se destacó por su ayuda y acción en la Guerra de Independencia de la Argentina. Por su encendida defensa de la emancipación, se lo calificó como “el numen de la Revolución en el Norte”. En 1806, desde “Los Horcones”, el hogar paterno, GORRITI equipó soldados para luchar contra las invasiones inglesas En 1808 inició una conspiración contra los españoles en compañía de José Moldes y Francisco de Gurruchaga y en 1810 fue de los más decididos a la hora de adherirse a la causa de la Revolución de Mayo, participando activamente, tanto  en las reuniones previas como en las acciones que se produjeron hasta su culminación el 25 de mayo. Colaboró con dineros, hacienda y hombres con la Expedición al Alto Perú que desde 1810 era comandada por el general GONZÁLEZ BALCARCE y el doctor JUAN JOSÉ CASTELLI. En su carácter de dirigente revolucionario en Salta, formó la denominada “Partida de Baqueanos para el Ejército del Norte” y el primer “Cuerpo de Patriotas Decididos” que se incorporó a las fuerzas que comandaba Martín Miguel de Güemes y junto a éste, peleó contra el realista Aramburu en los Valles Calchaquíes. Estuvo en la derrota de Huaqui y participó en los combates victoriosos de Suipacha (7 de noviembe de 1810, Río de las Piedras (Metán) el 3 de septiembre de 1812, del Arenal y del río Rosario (29 de setiembre de 1812, en las Batallas de Tucumán (24 de setiembre de 1812) ySalta (20 de febrero de 1813). Fue reiteradas veces gobernador de la provincia de Salta a la que, en 1816, representó como diputado en el Congreso de Tucumán (recordemos que en esa época, Salta y Jujuy eran consideradas como una sola provincia), , por lo que fue el único militar gaucho que firmó el Acta de la Independencia. Como representante de su provincia, tuvo destacada actuación, tanto en debates como en las decisiones. Su nombre figura en las actas del Congreso en las sesiones secretas celebradas entre los meses de julio y agosto. En 1817, instalado ya el Congreso en Buenos Aires, renunció a su cargo de diputado para volver a Salta y continuar su lucha contra los realistas. Falleció el 9 de noviembre de 1835 en Charcas, Alto Perú (actual Sucre en el Departamento de Chuquisaca, República de Bolivia).

Diputado por San Juan



Fray Justo Santa María de Oro (44 años). Sanjuanino nacido el 3 de marzo de 1772. Era primo segundo de Domingo Faustino Sarmiento. Aunque no participó en los sucesos de mayo de 1810 porque se hallaba en Europa, fue un religioso que adhería decididamente al sistema republicano de gobierno y cuyo comportamiento siempre lo mostró como un ardoroso defensor de la libertad y del derecho de los pueblos a elegir a sus gobernantes. En 1814, colaboró con el general San Martín en la formación y equipamiento del Ejército de los Andes y fue su asesor espiritual. En 1816, como diputado representante de la provincia de San Juan ante el Congreso de Tucumán, frente al impulso que habían tomado los proyectos monárquicas, defendió sus ideas con ardor. Falleció en San Juan el 19 de octubre de 1836.

Diputados por Santiago del Estero



Pedro Francisco de Uriarte (58 años). Nació el 29 e junio de  1758 en Santiago del Estero. Fue diputado por su provincia en la Junta Grande y en el Congreso de Tucumán. En 1793 fue el primer párroco de la emblemática Catedral de Loreto (cargo en que se mantuvo hasta que falleció). Se caracterizó por una intensa acción religiosa y por su ardiente adhesión al movimiento revolucionario de mayo de 1810. En el Congreso de Tucumán fue uno de los nueve miembros de la comisión redactora del Reglamento para el Director Supremo. En 1817, cuando el Congreso se trasladó a Buenos Aires, fue designado vicepresidente. Falleció  en Loreto (Santiago del Estero), el 30 de agosto de 1839.
Pedro León Gallo (34 años). Santiagueño nacido el 29 de junio de  1782 como Pedro León Díaz Gallo, fue sacerdote y político. El 19 de junio de 1815 participó en el Cabildo abierto que estudió los contenidos que debía tener el “Estatuto Provisional” y la convocatoria a un Congreso Constituyente en Tucumán. En 1816, mientras se hallaba al frente del curato de su ciudad, fue elegido diputado ante este Congreso, donde tuvo una destacada participación interviniendo con entusiasmo en los debates y comisiones. Se lo reconoció por sus conocimientos y la claridad de sus exposiciones, méritos por los cuales, llegó a ocupar la vicepresidencia del Congreso en 1816 y cuando en 1817, éste se trasladó a Buenos Aires fue electo para ejercer la presidencia en turno del cuerpo. Tuvo una participación muy activa al tratarse la Constitución unitaria que fue sancionada en 1819 mientras ocupaba la presidencia del Congreso y al disolverse éste en 1820, regresó a Santiago del Estero, para intervenir en el movimiento autonomista de la provincia que se produjo ese año. Falleció en San Miguel de Tucumán el 7 de febrero de 1852.

Diputados por Tucumán



Pedro Miguel Aráoz (57 años). Fue un religioso nacido en Tucumán el 20 de junio de 1759. En 1782 recibió el doctorado en Teología y fue profesor de Filosofía en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires y llegó a ser Vicerector de dicho establecimiento educacional. En 1808, por mérito de sus virtudes como orador, fue designado para pronunciar la oración fúnebre por los caídos en la defensa de Buenos Aires durante la primera invasión de los ingleses al Río de la Plata, entre los que se encontraban numerosos tucumanos. En 1812, integró, conjuntamente con BERNABÉ ARÁOZ y RUDECINDO ALVARADO una comisión representativa de vecinos que se reunión con RAMÓN BALCARCE y luego con MANUEL BELGRANO, para garantizarles la ayuda de toda la provincia de Tucumán, si decidían quedarse con el Ejército del Norte allí para enfrentar al enemigo realista que venía en su búsqueda después del desatre de Huaqui. Las fuerzas de BELGRANO se hicieron fuertes en Tucumán y el 24 de setiembre de ese año, triunfaron en esa gloriosa Batalla. En 1813 ARÁOZ fue capellán de la milicia patriótica de Dragones tucumanos, mereciendo el reconocimiento de Belgrano en el parte de la batalla de Salta. En 1816 fue elegido por Tucumán para que represente a la provincia como su diutado ante el Congreso de Tucumán  y allí se pronunció por la monarquía en cuanto a la forma de gobierno que convenía instaurar en el país. Fue Presidente e esa Asamblea durante el último período de sesiones desarrollado en Tucumán y luego que la misma se mudara a Buenos Aires, renunció a su mandato en diciembre de 1818, alegando razones de salud y la ya larga separación de su curato, retornando a la capital tucumana. Falleció Luego que el Congreso se mudara a Buenos Aires en 1817, renunció a su mandato y retornó a la capital tucumana, donde falleció el 7 de febrero de 1852.
José Ignacio Thames (54 años). Fue un sacerdote nacido en Tucumán el 15 de agosto de 1762. En 1784 se doctoró en Teología y en 1798 fue designado Cura párroco de El Alto, provincia de Catamarca hasta que en 1813 fue ascendido a la categoría de canónigo de la catedral de Salta.).  Fue partidario de la Revolución de Mayo de 1810 y en 1815 fue elegido Presidente de la Junta que eligió diputados para que representaran a su provincia en el Congreso de Tucumán, resultando que él mismo fuera elegido para desempeñarse como tal. Su actuación en las sesiones del Congreso fue destacada y llegó a presidirlo, además de tomar parte en varias comisiones. Puesto a consideración el tema de la forma de gobierno que se adoptaría, propugnó una monarquía inca, siendo apoyado en su postura por los diputados MANUEL ANTONIO ACEVEDO (Catamarca), JOSÉ IGNACIO THAMES (Tucumán), PEDRO IGNACIO RIVERA (Mizque), MARIANO SÁNCHES DE LORIA (Chuquisaca) y JOSÉ SEVERO MALABIA (Chuquisaca). En 1818, con el Congreso ya instalado en Buenos Aires, fue elegido vicepresidente, pero ese mismo año renunció y regresó a Salta a ocupar su puesto de canónigo en la Catedral. Finalmente regresó a Tucumán, donde falleció el 9 de febrero e 1832.

Diputado por Mizque



Pedro Ignacio Rivera (63 años). Nació en Mizque, una pequeña ciudad de Bolivia, en el departamento de Cochabamba, en 1753, fue abogado y político, el 10 de octubre de 1793 obtuvo el título de abogado en la Universidad de Charcas y casi enseguida se incorporó a la real Audiencia, donde ejerció su profesión. Con el grado de coronel, fue jefe de milicias en la ciudad de Mizque y más tarde, fue a trabajar en las minas en Oruro y fue él, quien, como Síndico Procurador General del Cabildo de Mizque,  le obsequió al Cabildo de Buenos Aires, una lámina de oro y plata, grabada y dedicada al triunfo obtenido por los criollos durante las invasiones inglesas. En 1809, la rivalidad entre la Audiencia y el Cabildo Secular de Mizque, contra el presidente García Pizarro y del arzobispo  contra el clero y su sínodo, originaron un movimiento revolucionario codirigido por RIVERA, quien ofició de mediador entre la Iglesia y el pueblo, provocándole tal gestión, una tenaz persecución por parte de la autoridades, por lo que se vió forzado a expatriarse. Años después, ya de regreso en Mizque, el 23 de octubre de 1812, fue designado para que la represente ante el Congreso General Constuyente que se reunió ese año. En 1815, nuevamente se lo designó para que actúe como representante de Mizque ante el Congreso de Tucumán. Se incorporó al mismo el 26 de marzo de 1816 y por unanimidad de votos, fue ungido Vicepresidente de ese Cuerpo Legislativo. Conociendo perfectamente la situación del Ejército del Norte y el peligro inminente de una invasión realista por el norte, en la sesión del 24 de abril de ese año, solicitó el inmediato auxilio al ejército que operaba en el Alto, pronunciando para ello, un elocuente discurso. Al tratarse la forma de gobierno dejó sentada su opinión a favor de la monarquía y según consta en «El Redactor» en otro largo discurso cuyo argumento fue persuadir que era “una acto de necesidad, de conveniencia y de justicia, adoptar la forma monárquica temperada, bajo la dinastía de los antiguos incas”. Es autor del proyecto de formación del ejército, fijando la contribución de cada provincia en un cinco por ciento de reclutas, sobre el número de sus habitantes. Intervino en los debates y la sanción de la Constitución de 1819 (“la Constitución unitaria”), continuando en el Congreso hasta que éste se disolvió. Fijo luego su residencia en Buenos Aires y allí falleció el 17 de febrero de 1833.

Diputados por Chuquisaca



Mariano Sánchez de Loria (42 años). Nació en Chuquisaca, -actual ciudad de Sucre, Bolivia, el 24 de septiembre de 1774. Fue abogado, político y posteriormente sacerdote boliviano. En 1809 participó activamente en la revolución que se produjo en su ciudad contra los españoles y en 1810 estando radicado en Buenos Aires, se incorporó decididamente al movimiento que significó la ruptura de los lazos que unían a las Provincias Unidas del Río de la Plata con España. En diciembre de 1811 emigró a Salta y en 1815 fue elegido para que represente al Departamento de Chuquisaca ante el Congreso de Tucumán. Fue uno de los que apoyó el proyecto de una monarquía a cargo de una familia real inca para las Provincias Unidas del Río de la Plata e intervino en las sesiones secretas que se realizaron en ese Congreso, para tratar el informe del general RAMÓN BALCARE, alertando sobre una inminente invasión de Portugal a la Banda Oriental. En 1817 tomó los hábitos y llegó a ser canónigo de la Catedral de Charcas. Mientras ejercía el curato en Tacobamba (Bolivia), falleció allí,  el 2 de agosto de 1842.
José Severo Malabia (29 años). Nació en Chuquisaca el 15 de mayo 1787. Abogado y político boliviano, se doctoró en jurisprudencia en la Universidad de Chuquisaca, Formó parte del grupo de estudiantes más radicaliados contra la presencia de España en estas tierras e intervino activamente en la revolución que estalló en Chuquisaca el 25 de mayo de 1809. Dsarticulada ésta, tuvo que huir y se radicó en la ciudad de Tupiza, donde ejerció su profesión, hasta que en diciembre de 1810 pudo regresar a su ciudad natal, donde fue nombrado asesor legal del Cabildo. En 1815 fue electo diputado ante el  Congreso de Tucumán. Era de tendencia monárquica  y su participación en esta magna Asamblea estuvo dedicada principal y excluyentemente a lograr la instalación de una monarquía inaica en el gobierno de las Provincias Unidas del Sur, aspiración que defendió con tenacidad, hasta casi lograr que se coronara un rey en la actual Argentina. No reparó ni en traspasar las barreras que imponen la ética y la honorabilidad para alcanzar su objetivo y en una de sus primeras actuaciones acusó falsamente al diputado por Salta, coronel JOSÉ MOLDES de cometer varios delitos, para impedir su incorporación al Congreso; Moldes podía ser un competidor importante en su liderazgo contra el grupo porteño, que debía vencer para imponer su proyecto monárquico, ya que era el candidato provinciano al cargo de Director Supremo. Cuando en 1817, el Congreso se trasladó a Buenos Aires, se radicó allí y firmó la Constitución unitaria de 1819. Después de la disolución del Congreso, en 1820, se unió al grupo unitario de BERNARDINO RIVADAVIA y fue Diputado por la provincia de Buenos Aires. Falleció en Buenos Aires en 1849.

Diputado por Chichas



José Andrés Pacheco de Melo (37 años). Fue un sacerdote y político nacido el 17 de octubre de 1779 en Salta. Estudió teniendo como compañero a Martín Miguel de Güemes. En 1801 Ingresó en el seminario de Nuestra Señora de Loreto, en Córdoba y se ordenó sacerdote. Fue designado párroco en el pueblo de Libi-Libi en la provincia de Chichas (actualmente provincia de Nor Chichas, una de las dieciséis provincias que integran el Departamento Potosí en en sudeste de Bolivia) y allí lideró el movimiento independencista, organizando los recursos de que disponía su provincia para apoyar a los ejércitos que llegaban al Alto Perú. En 1815 fue electo diputado por Chichas (en el actual departamento Potosí, Bolivia) ante el Congreso de Tucumán, nombramiento que causó gran rechazo, porque no tenía acreditados, como en muchos otros casos los requerimientos necesarios para asumir como tal (ver  “La elección de diputados ante el Congreso de Tucumán” en Crónicas), pero que luego, su descollante participación en dicho Foro, aquietó a sus críticos y en abril de 1818 ejercíó la presidencia de esta Asamblea Falleció en Chichas, Bolivia, en 1833.






Francisco Narciso de Laprida - Biografia -







Francisco Narciso de Laprida (San Juan de la Frontera, 28 de octubre de 1786 – Mendoza, 22 de septiembre de 1829) fue un abogado y político argentino. Fue diputado por San Juan al Congreso de Tucumán y presidió el mismo cuando se declaró la independencia del país el 9 de julio de 1816.





Biografía
Hizo sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires, y acabados éstos se trasladó a Santiago de Chile para cursar Cánones y Leyes por la Universidad de San Felipe. Licenciado en 1810, participó en el cabildo abierto 18 de septiembre de ese año en que se formó la Junta Provisional de Gobierno; un año más tarde, regresaría a San Juan, donde en 1812 sería electo síndico del Cabildo.




En 1813 fue el principal instigador del descontento popular que acabó con el gobierno de Saturnino Sarassa. Esto le valió ser encarcelado por el interventor posterior. Fugó al poco tiempo.





Reincorporado al cabildo, colaboró con José de San Martín en la organización del Ejército de los Andes. Era considerado un perito en leyes y vecino de importancia, por lo que fue elegido en 1815 como diputado de su ciudad al Congreso de Tucumán, junto con Fray Justo Santa María de Oro. Ocupó la presidencia del mismo durante el mes de julio de 1816, de modo que ocupaba ese cargo cuando, el 9 de julio, se votó la Declaración de Independencia de la Argentina.





En 1820 asumió como ministro general de gobierno durante la gobernación de José Antonio Sánchez en la Provincia de San Juan.




En 1824 representó a San Juan en el Congreso Nacional, presidiendo el mismo durante unos meses. Era miembro del Partido Unitario.




Tras la disolución del Congreso regresó a San Juan, donde tuvo alguna participación en la política local.




El fusilamiento del líder federal Manuel Dorrego inició una guerra civil, a raíz de la cual Laprida se trasladó a Mendoza. Allí apoyó la revolución unitaria dirigida por Juan Agustín Moyano.




El 22 de septiembre de 1829, las tropas al mando del ex fraile José Félix Aldao derrotaron a Moyano, muriendo en la matanza que le siguió más de un centenar de personas.





Estatua de Francisco Narciso Laprida, por Lola Mora, en la plaza central de la ciudad de San José de Jáchal (San Juan).



Una versión del entonces joven Sarmiento narra que Laprida se puso al frente de un grupo de unitarios que se dispersaba después de la batalla, entre los cuales se habría contado el después presidente. Alcanzado por una partida, y tras breve resistencia, Laprida habría sido derribado y degollado. El propio Sarmiento narraba que nadie pudo saber después qué fue de él.




Existe otro relato, que se apoyó durante mucho tiempo en trascendidos, que afirma que Laprida habría sido capturado sin poder oponer resistencia, lo habrían enterrado vivo hasta el cuello, y habrían hecho pasar un tropel de caballos sobre su cabeza. Su cadáver, conducido hasta el cabildo de Mendoza, donde habría sido identificado por el juez Ortiz, habría sido depositado en un calabozo, sin saberse luego más del caso.1​




En la ciudad de San José de Jáchal, en la Provincia de San Juan se halla una escultura de Laprida joven, realizada por la artista Lola Mora en 1907.




Jorge Luis Borges rememoró la muerte de Laprida en su Poema Conjetural, dedicado a su memoria.2​