Pequeño daguerrotipo de San Martín, ya anciano, de 1848.
Por Beatriz Bragoni, historiadora Poco después de haberlo conocido, y de haber brindado en Guayaquil por el único general que podía llegar a emular sus hazañas guerreras contra el poder colonial en América, Simón Bolívar dijo de él: "El General San Martín era respetado del Ejército, acostumbrado a obedecerle: el pueblo del Perú le veía como a su Libertador; él por otra parte había sido afortunado, y usted sabe que las ilusiones que presta la fortuna, valen a veces más que el mismo mérito".
Naturalmente no se trataba de una opinión menor. Bolívar estaba en el cenit de su gloria, y a un paso de contemplar el imperio republicano que imaginaba a sus pies. José de San Martín, en cambio, había optado por abandonar la escena pública suramericana después de renunciar al mando político y militar que lo había erigido en Protector del Perú introduciendo perplejidades de perdurable
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