La emancipación de los Estados Unidos de Norteamérica tiene como fecha fundacional la declaración de la independencia el 04 de julio de 1776.
Los antecedentes que dieron como resultado la libertad norteamericana tienen su origen en el proceso de colonización.
En los comienzos del siglo XVII, los colonizadores británicos instalaron una pequeña aldea llama Jamestown, en Virginia. Esta primera colonia prosperó rápidamente dando inicio a lo que posteriormente fueron las grandes plantaciones de Tabaco, al sur de los Estados Unidos.
Para la misma época, al norte se instalaron colonias bien diferentes a las mencionadas: eran puritanos que habían recabado allí producto de las persecuciones que sufrían en territorio inglés. Así, hacia 1620 los primeros Pilgrims (peregrinos), como se habían denominado, desembarcaron en Plymouth, Massachusetts. Diez años más tarde, otra colonia se estableció en Boston y hacia 1636, aproximadamente, se instalaban en Connecticut y Rhode Island. De esta manera se dio forma al territorio denominado “New England” (Nueva Inglaterra).
Estas colonias del norte eran sumamente religiosas, de origen protestante, pensaban en el triunfo económico como el resultado de haber sido elegidos (recordar en los puritanos la idea de la predestinación), con lo cual, la base de su sociedad estaría delineada a través de esas creencias puritanas: los excesos eran duramente castigados, se debía seguir una moral intachable, estaba prohibido el consumo de alcohol, el adulterio, etc. Aquí, la idea de gobierno estaba sumamente ligada a la religión, de allí la importancia concedida al reverendo, famoso por los discursos, vueltos todo un género, que impartía a los habitantes.
Maryland (1634), se constituyó como colonia católica y Pennsylvania (1681) fue fundada por el cuáquero William Penn. Éstas últimas eran más tolerantes en cuanto a las reglas religiosas, condición que atrajo a otros colonizadores que no necesariamente eran de origen británico. De esta manera, Delaware fue constituida por suecos, Manhattan (posteriormente, New York), que en sus comienzos se llamó New Ámsterdam, por holandeses.
Hacia mediados del siglo XVIII las colonias eran trece. Aparte de las mencionadas deben agregarse, New Hampshire, New Jersey, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia. Asimismo, tanto las del norte como las del sur estaban en época de gran prosperidad económica.
Posteriormente, las características particulares de unas y otras, las del norte, formadas por colonias perseguidas debido a cuestiones religiosas, sumamente estrictas, dedicadas al comercio y las de sur, fundadas en sus comienzos con la aprobación de la corona y ligadas a la mano de obra esclava, darán lugar, terminado el proceso de emancipación, a la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense (1861-1865).
La situación de las colonias era óptima, no así la de la Metrópoli, condición de repercutió en la decisión de los colonos, quienes se sentían marginados y usufructuados sin lograr ningún tipo de representación en el Parlamento inglés.
El punto de conflicto se dio cuando los impuestos se incrementaron para las colonias (1765), a través de la imposición de la Ley del Timbre (Stamp Act), consistente en una carga sobre todo papel legal, ley que también debía ser cumplida por las editoriales. Este gravamen iba destinado a solventar la Guerra de los Siete Años contra Francia. El resultado fue un bloqueo de las relaciones de las colonias con la Metrópoli.
Los conflictos subieron en escala, en 1773 ocurrió el conocido Motín del Te, en 1774 las colonias se reunieron en Filadelfia (Pennsylvania) para pronunciarse en contra de las exigencias de Inglaterra (sobre todo, dando su apoyo a Boston), hacia 1775, la guerra era explicita, logrando, Estados Unidos, su primera victoria en la batalla de Saratoga, realizada en las cercanías de Boston.
Cabe recordar que la victoria americana se debió a la colaboración de Francia y España, muy interesadas en perjudicar a Inglaterra.
El 4 de julio de 1776, las trece colonias inglesas de Norteamérica, declararon su independencia de la metrópoli, reunidas en Filadelfia, cuyo contenido de la declaración fue, principalmente, elaborado por Thomas Jefferson (fundador de la Universidad de Virginia, gobernador de ese Estado, Vicepresidente y tercer Presidente de los Estados Unidos).
En 1783, a través de la Paz de Versalles, Inglaterra reconoció la independencia de sus colonias, en función de la declaración elaborada por éstas en 1776.
En 1787 se redactó la constitución, decidiendo implantar una República Representativa y Federal, llamando a elecciones, dando el primer Presidente de la Nación, George Washington.
Las ideas de la democracia planteadas por Jefferson eran: democracia participativa, división de poder, separación de la iglesia y el estado, libertad de expresión, de prensa, etc, ideas que provenían de la Ilustración; la separación de poderes estaban basados en las ideas de Montesquieu. Mientras tanto, su principal impulsor era una Francia aun absolutista, quien diez años más tarde vería esos ideales en su contra.
Asimismo, también fue determinante la influencia de John Locke, en lo relativo al espíritu republicano y a la idea de ley natural, expresado en el preámbulo de la declaración.