Dorrego, Manuel (1787-1828).
Militar y político argentino nacido el 11 de junio en 1787 en la ciudad de Buenos Aires y muerto en 1828. Se convirtió en prócer de la revolución independentista en Chile y Argentina. Fue político y militar, periodista y gobernador de la provincia de Buenos Aires (1820, 1827-1828), en la que se distinguió pronto como un ideólogo republicano y federalista. Aunque su figura ha sido muy controvertida entre los historiadores por sus ideas revolucionarias, en general todos concuerdan en afirmar que fue un idealista republicano y federalista de limpia trayectoria.
Fue hijo del portugués Joseph Antonio Do Rego, natural de Barceló, del arzobispado de Braga (Portugal), emigrado a Buenos Aires en 1766. Su madre fue la porteña María de la Ascensión Salas, hija de criollos. El portugués fue pulpero en Buenos Aires y tuvo seis hijos, de los que Manuel fue el menor. Manuel Críspulo Bernabé, pues este era su nombre, ingresó en 1803 en el Colegio de San Carlos o Convictorio Carolino, donde tuvo como condiscípulos otras figuras prominentes de la posterior revolución porteña. Terminados sus estudios, como no había universidad en Buenos Aires, fue enviado a principios de 1809 a estudiar Leyes a la Universidad de San Felipe, en Santiago de Chile. Allí se convirtió en uno de los dirigentes estudiantiles partidarios de la independencia, cuando llegaron las noticias del cabildo revolucionario de Buenos Aires. Unido al movimiento popular participó en las actividades políticas que obligaron a renunciar a las autoridades españolas. Dorrego abandonó sus estudios, ingresó en el ejército y ayudó a reprimir la sublevación realista de Tomás de Figueroa, por lo que fue nombrado capitán de un batallón de granaderos chileno.
En 1811 regresó a Buenos Aires. Se presentó a la Junta como capitán de granaderos de Chile y solicitó plaza y destino. Se le nombró capitán de división con Díaz Vélez en la campaña del norte. Fue herido dos veces y ascendido a teniente coronel. Combatió bajo las órdenes de Belgrano en las batallas de Tucumán y Salta. Luego, por indisciplina, estuvo ausente en las de Vilcapugio y Ayohuma (1813), y cubrió con sus tropas la retirada de Belgrano en Jujuy. En 1813, y con el grado de coronel, intervino en la formación de las milicias gauchas. Al año siguiente fue confinado por San Martín a causa de otros actos de indisciplina, por lo que se le mandó regresar a Buenos Aires. Enviado a la Banda Oriental combatió contra Artigas. Venció a Ortogués en Marmajá, pero fue derrotado por Rivera en Guayabas, tras lo cual volvió a Buenos Aires, donde contrajo matrimonio con Ángela Baudrix.
Se lanzó entonces a la política, en las líneas del federalismo, junto con Moreno, French, Pagola, Agrelo y otros. Esto le enfrentó con el director supremo Pueyrredon, pese a lo cual Dorrego participó en la invasión a Santa Fe y estuvo con Díaz Vélez (1816). Como viera que actuaba contra sus ideas, pidió incorporarse al ejército de San Martín, en Mendoza, para liberar Chile. Eran los momentos de los preparativos del Congreso de Tucumán y se decantaron las posturas de los políticos porteños por la forma de gobierno idónea para Argentina. Dorrego apoyó incondicionalmente la republicana federal y Pueyrredon decidió entonces quitárselo de en medio y deportarlo. Dorrego fue detenido el 15 de noviembre de 1816 y embarcado en un buque con destino a Baltimore. Vivió desterrado en los Estados Unidos con otros porteños hasta 1820, cuando cayó el Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y pudo regresar a su patria. Se le rehabilitó con su grado de coronel y ayudó a derribar a Pagola (3 de julio), lo que le valió ser nombrado gobernador interino de Buenos Aires. Con ayuda de Juan Manuel de Rosas venció en San Nicolás a Estanislao López, Carrera y Alvear, y de nuevo en Pavón a López, aunque fue derrotado en Gamonal. Se presentó entonces candidato a la provincia de Buenos Aires, pero no tuvo éxito. Salió elegido Martín Rodríguez. Nuevamente en la oposición, fue desterrado a Mendoza, pero huyó a Montevideo. Volvió amparado esta vez en la Ley de Olvido.
Cuando en 1823 fue electo representante ante la Junta, se manifestó enemigo de las levas. Fue entonces cuando emprendió una gran campaña como publicista. Desde su periódico El Argentino defendió el federalismo contra el gobierno de Martín Rodríguez y de Rivadavia. En 1824 fue diputado al congreso constituyente. En los meses siguientes se interesó por los negocios de minas, y viajó a varias provincias norteñas. Conoció a Bolívar, a quien consideró la única persona capaz de contener a Brasil en su hostilidad hacia las Provincias Unidas del Río de la Plata. Representó luego a Santiago del Estero en el Congreso Nacional, donde se discutió la Constitución de 1826, y donde hizo patentes de nuevo sus ideas federalistas. En 1827 fue ministro de Marina durante la presidencia interina de Vicente López. Al rechazarse la nueva Constitución unitaria y recabada la autonomía provincial, fue elegido gobernador de Buenos Aires (12 de agosto de 1827), cargo desde el que volvió a defender su ideología republicana y antiunitaria. Dio la ley de libertad de imprenta, la de abolición del curso forzoso del papel moneda y ratificó el tratado de paz con Brasil que reconocía la independencia de Uruguay (5 de septiembre de 1828). La legislatura bonaerense quiso premiarle con el grado de general, pero se negó a aceptarlo y prefirió quedarse con el de coronel.
Cuando regresó a Buenos Aires el ejército que había luchado en Brasil, se sublevó bajo el mando de Lavalle para destituir a Dorrego. Este salió a combatirle, pero fue derrotado en la laguna de Navarro (9 de diciembre de 1828). Fue hecho prisionero y Lavalle ordenó fusilarle a los cuatro días en el mismo campamento el 13 de diciembre de 1828. Rosas tomaría pronto venganza de este asesinato. Su cadáver se encuentra en el mausoleo del cementerio de la Recoleta de Buenos Aires.
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